Probablemente desde el siglo XVIII existía a los pies
del antiquísimo pino, que data de antes de la conquista, tres cruces que daban
nombre al lugar, conocido como “El Calvario”, pues era normal que en las
afueras de las poblaciones hubiera emplazamientos como este para servir de
descanso en el Vía Crucis de Semana Santa. El origen de la capilla, de planta
cuadrada se sitúa en torno a la segunda mitad del siglo XIX cuando un vecino
del pueblo depositó a los pies del centenario árbol una imagen del Crucificado
que había encontrado casualmente. Se decidió entonces construir una ermita que
con el paso del tiempo se ha constituido en el símbolo más entrañable de este
municipio.